Creá la Vida que Querés, hoy: 6 Consejos Prácticos

Hacer más ejercicio, comer mejor, pasar más tiempo con mi familia y mis amigos, leer más, cambiar de trabajo, ganar más dinero.

¿Alguna vez te propusiste algo de esto y fallaste estrepitosamente?

Empezás súper motivada/o. Realmente querés cambiar tu vida y ser feliz. Pero con el paso de los días las urgencias cotidianas secuestran tu mente y tu energía.

La motivación se esfuma y esas bellas metas del principio pasan al décimo subsuelo de tus prioridades.

“Yo no puedo”, “a mí no me funciona”, “no tengo tiempo”, “es muy difícil”, “me cansé de intentarlo”.

Y sí. Hay que hacer un esfuerzo sobrehumano para lograr algo de esto y además subsistir. Estas cosas son para quienes tienen tiempo y dinero de sobra y vos no sos uno de ellos.

¿No?

¿Y si te dijera que existe una forma de lograr todo esto y más, sin esfuerzo y con la vida que tenés ahora? ¿Que no es verdad que vos no podés, sino que hasta ahora no diste con la herramienta adecuada?

En este artículo quiero contarte mi experiencia con esta herramienta: el desarrollo personal.

Cómo me ayudó incorporarla a mi vida, y cómo podés empezar tu camino (que es personal y único) y lograr lo que te proponés, esa vida que soñás, más pronto que tarde.

Tranqui, que ya sé lo que estás pensando. Desarrollo personal suena a incienso y frases motivacionales, además de largo plazo y yo necesito lograr estas cosas ahora.

El desarrollo personal no es nada más (ni nada menos) que un conjunto de herramientas que te ayudan a mejorar determinados aspectos de tu persona para conseguir tus objetivos y construir la vida que querés.

Y contrario a lo que muchos piensan, no se trata de un camino largo cuyo final consiste en la vida que soñás. Es un proceso, sí, pero si lo emprendés ahora, podés empezar a ver resultados hoy mismo.

La clave está en empezar.

Desarrollo Personal: Cómo Empezar (y los mitos que hay detrás)

“Dejé las harinas y bajé 5 kilos en dos semanas”, “empecé el gimnasio y fui una hora todos los días”.

Hay un ERROR GARRAFAL que comentimos todos al intentar hacer cambios positivos en nuestra vida: seguir por impulso tips o hacks aislados que encontramos en algún libro, red social, o que nos contó un amigo.

Me pasó y seguro que a vos también (y por algo estás leyendo esto).

Podés empezar a vivir la vida que soñás hoy, pero no estás en el lugar correcto si lo que buscás son tips o hacks que te ayuden a resolver tu vida de la noche a la mañana (eso no existe).

Cualquier solución rápida es un parche y no un arreglo sólido, y como tal, con el tiempo se vuelve a romper, generando problemas aún más graves que los que tenés ahora.

Por eso, hoy te quiero contar sobre mi experiencia con el desarrollo personal, la herramienta que me ayudó a salir de una vida de esfuerzos y sacrificios que no daban fruto para construir, de a poco, esa vida que me da ganas de levantarme todos los días a la mañana.

Sí, es un PROCESO, y como tal lleva tiempo, y hasta me atrevería a decir que nunca termina. ¿La buena noticia? Podés ver resultados concretos a partir de hoy. ¡Me pasó! Y en este artículo te cuento cómo.

Ni Infeliz ni Plena

Quizás estés pasando un momento de vida difícil. No porque seas infeliz, pero el día a día se hace cuesta arriba, y el agobio y el agotamiento son moneda corriente.

Tal vez tengas muchos anhelos que pensás que jamás vas a poder satisfacer. Sueños que parecen fantasías.

No sos vos. A los millennials nos criaron para pensar que la vida es difícil y que todo cuesta esfuerzo y sacrificio. Lamentablemente, “gracias” a esa creencia, muchos vivimos durante años vidas basadas en el “sufrir hoy para disfrutar mañana”.

No necesariamente vidas totalmente desgraciadas e infelices, pero tampoco plenas.

Así estaba cuando empecé mi proceso de desarrollo personal.

Ya hacía bastante que había renunciado a mi trabajo a tiempo completo, bien pago, y de “lo mío” con la idea de convertirme en freelancer pero todavía no lo había concretado.

Quería emprender pero no lograba algo “tan simple” como levantarme a la hora que me proponía.

Me sentaba a “trabajar” sin ninguna idea de qué hacer, y procrastinaba todo el día.

No lograba ni siquiera los objetivos básicos que me proponía, como por ejemplo “buscar clientes en x plataforma”.

Con esto, mi salud y mi autoestima se iban deteriorando.

No hacía actividad física, salía muchísimo menos de mi casa, sentía que no estaba desplegándome profesionalmente ni aportando valor a nadie, y estaba quedándome sin dinero (que además, era un préstamo que había tomado para poder renunciar a mi trabajo).

Sabía que quería cambiar algo en mi vida pero no tenía idea de cómo hacerlo. Sentía que todo era una nebulosa y que nada estaba definido. No tenía objetivos claros, no sabía bien qué hacer y empecé a deprimirme.

Leé también: ¿TE GUSTARÍA COMENZAR A VIVIR BAJO TUS TÉRMINOS HOY? HAZ ESTO

El Cambio Fundamental: Mi Camino de Desarrollo Personal

En ese tiempo comencé a consumir muchísimo contenido relacionado a emprender y ser freelance.

Blogs, podcasts y canales de YouTube de quienes hoy considero mis mayores mentores en distintas áreas. Todos tenían un punto en común: la importancia de trabajar la mentalidad.

Sorpresa Total: Una Forma Peculiar de Comenzar un proceso de Desarrollo Personal

¿Quién se imaginaría que un proceso tan transformacional comenzaría con… una cuenta de Instagram de orden y organización del hogar?

La primera “mentora” en este camino fue Brenda de Tu Espacio Organizado.

Brenda tenía una cuenta de Instagram en la que mostraba cómo organizaba casas. La gente la contrataba para ordenar las distintas habitaciones.

Así es que día a día mostraba el proceso de su trabajo. Reorganizaba cajones de ropa, el mobiliario completo de habitaciones, tiraba bolsas y bolsas de cosas que ya no servían.

Aunque a primera vista quizás parecería contenido superficial, nada más lejos de la realidad.

Con Brenda aprendí que la organización va muchísimo más allá de cómo se ven las cosas. La organización es un proceso extremadamente profundo.

Te ayuda a ver todo lo que tenés, qué te sirve y qué no, qué conecta con vos y qué ya no.

Es un proceso que pone sobre la mesa todas aquellas cosas que quizás acumulaste por años y que no tenías ni idea.

Clarifica tus objetivos y te ayuda a elaborar recursos para alcanzarlos.

La organización en términos de orden de tu casa tiene un impacto gigante en los demás aspectos de tu vida, como por ejemplo, cómo te ves y cómo te vestís.

¿Te suena la silla de la ropa? Si siempre usás la misma ropa que dejaste desordenada sobre una silla, porque es la única que tenés a mano y encontrar algo en tu armario es un desafío, entonces necesitás poner orden para que encontrar ropa que te represente sea fácil.

Si cada vez que querés hacer ejercicio te tenés que poner a buscar ropa adecuada, probablemente decidas no hacerlo.

Ordenar y organizar te conecta con vos, con lo que querés. Optimiza tu vida y tus tiempos. Imaginate ni siquiera tener que pensar en qué tenés y dónde están las cosas.

La organización de las cosas, de las pertenencias, se convirtió en el primer eslabón de la cadena del desarrollo personal y tuvo un impacto enorme en mi vida. Porque la organización de lo material lleva a un orden mucho más profundo.

Así fue cómo los hábitos que desarrollé para el orden de mis cosas, se trasladaron al orden de mi vida entera.

Leé también: 4 Ideas Para (¡por fin!) Conquistar ese Hábito que se te Escapa de las Manos

Caminata Matutina: el Segundo Eslabón de la Cadena

Con la pandemia, comencé un hábito nuevo: el de salir a caminar todos los días.

En el barrio donde vivía, cuando todavía estaban las restricciones para circular por la calle, permitían a los habitantes hacer caminatas diarias. Había horarios asignados por vivienda y la caminata duraba una hora.

Es loco pensarlo, pero si no hubieran existido estas reglamentaciones de salir en un horario específico y durante una hora, quizás jamás habría empezado a caminar todos los días.

Pero en esas circunstancias, no aprovechar el momento para salir parecía desquiciado (o desquiciados nos estábamos volviendo estando encerrados, también, pero eso es un tema para otro post).

Durante estas caminatas, comencé a escuchar podcasts y así fue como di con El Show de Superhábitos. Desde el primer capítulo, escuché absolutamente todos los episodios disponibles en Spotify.

No puedo explicar el crecimiento que supuso esto para mí. Escuchar todos los días un poco de Superhábitos fue como sacarme un Máster (no exagero).

Aprendí no sólo sobre hábitos, sino sobre lo que hay detrás. El para qué.

Porque cada hábito que queremos generar, no es un fin en sí mismo, sino que está motivado por algo mucho más grande. Un estilo de vida deseado. Objetivos que queremos alcanzar a largo plazo.

Y esto, me llevó a conectar con mi propósito, aquella vida que quiero vivir todos los días. Y con el camino que necesitaba recorrer para hacerlo. Y esto, con mi identidad más profunda.

Me encontré con que había grandes diferencias entre la persona que yo era en el día a día y la persona que yo quería ser (en realidad, la persona que yo era en lo más íntimo de mi ser, como un diamante en bruto que necesita ser pulido).

Me di cuenta de que estaba haciendo muchas cosas en piloto automático, sin consciencia real, y que eso hacía que mi vida del día a día difiriera mucho a la vida que yo anhelaba.

Y me di cuenta de algo clave: hasta ese momento pensaba que la vida que yo anhelaba era imposible porque necesitaba más tiempo y dinero, y como no los tenía, no podía hacer nada.

Que mis esfuerzos tenían que centrarse en conseguir dinero para poder tener la vida que yo quería. Y no estaba teniendo en cuenta que la ecuación, es muy diferente.

A partir de ese momento, comencé a enfocarme en convertirme en esa persona que tiene el estilo de vida que yo quería. Porque la fórmula correcta es: una persona que es determinada cosa, hace ciertas acciones que la conducen a ciertos resultados.

Podés leer más sobre la ecuación de ser, hacer, tener, en este artículo.

Cuidarme yo, Cuidar mi Salud (en todos los aspectos)

Imaginate que ahora tenés que salir de tu casa para ir a una reunión importante. ¿Te ves como te gusta? ¿Irías así, o te prepararías más?

Con este tema de la identidad dando vueltas, me di cuenta de que mi apariencia no me representaba.

No tenía un corte de pelo que me gustara, sino el que tenía y punto. No me maquillaba porque no sabía, pero me gustaba estar bien maquillada. También me divertía tener las uñas pintadas pero no lo hacía bajo la creencia de que “yo no sé hacer eso”.

Me vestía con la misma ropa hacía diez años y era ropa heredada. Muy pocas veces podía permitirme comprar prendas nuevas, y aún cuando podía, no compraba de manera consciente y estratégica, pensando integralmente en un armario que me representara, sino por impulsos aislados.

Después, tenía una camiseta muy bella que no podía combinar con nada de lo que ya tenía.

Decidí dar un primer paso: tenía esmalte de uñas, sólo necesitaba saber cómo usarlo de la mejor manera para no frustrarme. Googleé cómo hacerlo, para dar con tutoriales hechos por gente que supiera, para aprender de manera simple.

Así fue que di con la cuenta de Jannine, una chica que hace tutoriales de make up y cuidado de la piel. Me encantó su personalidad y empecé a mirar asiduamente sus videos. En unos pocos días ya había aprendido las bases del maquillaje y de cómo cuidar mi piel.

Otra vez algo que a primera vista parecería superficial (pero que no lo es) me llevó a otro cambio profundo.

Cómo nos vemos influye muchísimo en nuestro estado de ánimo, en cómo nos sentimos. Nuestras emociones influyen nuestros pensamientos y estos guían nuestras acciones.

¿Alguna vez te pasaste varios días seguidos en pijama, en lugar de ponerte ropa normal, por más que no fueras a salir? ¿Te sentías tu mejor versión?

Comenzando un Camino Explícito y Claro de Desarrollo Personal

En simultáneo con todo este proceso de cambio de distintos aspectos, comencé a escuchar a Sergio Fernández, un divulgador español de herramientas de desarrollo personal.

Estar expuesta todo el tiempo a este contenido no sólo me educó en cómo funcionan muchas de las herramientas dentro del desarrollo personal, sino que además comenzó a moldear mi mentalidad.

Hoy en día estamos expuestos a muchísimos estímulos y sobre todo a muchísima información. De qué nos llenamos la mente, depende de cómo nuestra mente opera.

Si estamos todo el día escuchando las noticias, probablemente pasemos la mayor parte del día con ansiedad y pensamientos negativos.

Si todo el tiempo vemos debates de política en la televisión o las redes sociales, vamos a estar nerviosos e irascibles, queriendo tener razón (y convencer a otros de que la tenemos) y viendo enemigos por todos lados.

Nuestros pensamientos guían nuestras acciones, y el conjunto de nuestras acciones diarias son nada más ni nada menos que nuestra vida. Por eso es tan clave lo que metemos en nuestra mente.

Qué Hacer con mi Vida

Un día de esos que te conté, en los que estaba perdida sin saber para dónde encauzar mi vida, googleé algo así como “qué hacer con mi vida”. Y ahí conocí el podcast de Ángel Alegre.

Ángel Alegre es un emprendedor que genera contenido online sobre diseño de estilo de vida. Su blog Vivir al máximo está plagado de recursos para construir una vida a tu medida. Contenido basado en su experiencia diseñando su propia vida, y en la de muchísimas otras personas.

En ese entonces, Ángel tenía un programa intensivo para diseñar una vida a tu medida, y como introducción, daba cuatro clases gratis que brindaban algunos recursos para comenzar.

Tomé esas clases y no me metí en el programa porque no podía pagarlo, pero desde ese momento comencé a escuchar el podcast de Ángel. Un podcast muy particular porque cada episodio dura entre 3 y 5 horas (lo escuchaba en cómodos plazos), y puedo asegurarte que lo valen.

Cada entrevista vale oro.

No sólo porque cada uno de los invitados al podcast de Ángel diseñó una vida a su medida, sino también porque hay ejemplos de distintos estilos de vida.

Personas que decidieron vivir viajando y ser nómadas digitales, otras que consiguieron el trabajo de sus sueños en una empresa, o que lograron vivir de aquello que aman inventando un trabajo que no existía.

Nutriéndome de todas estas experiencias ajenas, se amplió mi rango de posibilidades.

Conocí trabajos que no sabía que existían, y no sólo eso: formas de desplegar una profesión muy distintas a las que yo me imaginaba. No era necesario recibirte de algo en la universidad y luego trabajar de 9 a 18 para otro en eso toda tu vida.

Había muchísimas más posibilidades. Y conocerlas me impulsó a indagar en qué quería y cómo lograrlo. Ese fue el mayor valor de escuchar los podcasts de Ángel.

En Resumen

Podría contarte mucho más acerca de mi historia con el desarrollo personal, pero no quiero alargarme.

El objetivo de contarte esta historia es que veas que tu vida no la determinan las circunstancias. No sos preso de ellas, podés diseñar tu vida.

Obviamente hay cosas fuera de tu control, pero tener consciencia y tomar el timón de tu vida es la clave para que, incluso frente a circunstancias adversas o impredecibles, puedas aprovechar al máximo tu margen de decisión y acción.

Gracias al desarrollo personal, ahora vivo en otro país, en una ciudad que amo.

Puedo entrenar todos los días sin que esto me represente un esfuerzo enorme y un desafío, porque lo hago dentro de las posibilidades de mi rutina y optimizo mis esfuerzos.

A tres meses de comenzar mi proceso, había bajado diez kilos, ganado masa muscular y disminuido la grasa (algo que yo no sabía que quería pero que gracias a que fui a una profesional espectacular de la nutrición, descubrí que era lo que necesitaba).

Pasé de levantarme a las 11 am a pesar de tener la alarma a las 7 am todos los días, a levantarme a la hora que yo decido (5.30 am en mi caso, pero porque es la hora que a mí me gusta) siempre, feliz y sin dificultad.

Pasé de no leer nada a pesar de que amaba leer, a leer 30 libros en un año.

De no tener ni idea de a dónde se iba mi dinero a tener un presupuesto mensual en el que yo decido a qué destinarlo.

De tener una personalidad con la que no estaba contenta (y vínculos que no me gustaban) a estar cada vez más cómoda con quién yo soy con los demás.

De que mis emociones me controlaran, a entender cada emoción que viene, aceptarla, pero también encauzarla para que no determine mis acciones.

Y todo esto en muy poco tiempo. Sin esfuerzo, sin estar todo el tiempo pensando en el siguiente paso.

Desarrollo Personal: 6 Consejos Para Empezar

Seguramente te estés preguntando cómo podés conseguir vos lograr tus objetivos de esta manera con el desarrollo personal. Cómo empezar este camino hoy, en tus circunstancias.

Así que acá van algunas recomendaciones para empezar un proceso de desarrollo personal y vivir la vida que querés, hoy.

1. Empezar de Una Vez

Di muchas vueltas pensando cómo era la mejor forma de diseñar mi rutina, y siempre encontraba un pero, así que jamás empezaba.

¿Sabés cuándo comenzaron los resultados? Cuando EMPECÉ. Aprendí algo muy importante que es que la acción conduce a la motivación, y no al revés.

Por ejemplo, a levantarme con la alarma empecé, aunque no fuera perfecto, aunque no fuera todos los días, aunque no siempre me saliera.

Busqué distintas técnicas, hasta que encontré una que no me encanta pero que por ahora es la única que ME SIRVE, que es dejar la alarma lejos así me tengo que levantar para apagarla.

“Yo me levanto, la apago, y vuelvo a la cama”, dicen algunos.

La verdad es que entre el suceso y tu respuesta, hay un instante de oportunidad.

En ese instante, reside tu margen de decisión, tu oportunidad de ser proactivo/a. De no ser esclavo de tus impulsos y emociones.

Esto, es un hábito que se ejercita con el tiempo. Cuanto más lo repitas, más fácil se te va a ir haciendo.

Acá no hay magia. Necesitás controlar ese impulso que parece irrefrenable (¡pero no lo es!), de volverte a la cama.

Pensá los motivos por los cuales te querés levantar temprano, y en la frustración que vas a sentir después si en este momento te volvés a la cama.

Yo tengo una regla específica que es “a la mañana no cambio decisiones tomadas anoche”, lo cual significa que sí o sí respeto lo que decidí la noche anterior, sin excepción. Con el tiempo, se vuelve un hábito.

Si te es muy difícil hacer esto, hay que tomar acciones drásticas.

Bajate Alarmy. Es una app que hace que la alarma de tu teléfono no deje de sonar hasta que realices determinada acción previamente programada por vos, como escanear el código de barras del dentífrico que está en el baño, por ejemplo.

Usualmente si ya llegaste al baño, estás libre del impulso que te tira fuertemente para la cama.

Cada uno sabe lo que le sirve.

2. Empezar Fácil

“A partir de mañana no como más todas estas porquerías, me acuesto temprano, me levanto temprano, dejo de estar horas con el teléfono, trabajo enfocado, entreno todos los días”.

¿Te es familiar?

Tendemos a querer empezar con todo.

Tenemos tanta motivación, y sentimos que nuestra vida es tan caótica, que queremos hacer shock.

Sí, podemos sostener algunas cosas un par de días, basados en la motivación. Pero te puedo asegurar que cuando esta se desvanezca, se va a hacer muy cuesta arriba y ahí es cuando empieza la frustración y un conjunto de emociones con impacto negativo.

Al contrario de lo que tendemos a hacer, los primeros objetivos a cumplir tienen que ser tontamente fáciles. No importa que te parezca muy fácil y que podés hacer más, avanzar más rápido. Vos empezá fácil.

Ejemplo: ¿querés lograr levantarte a las 6 am? ¿A qué hora te estás levantando ahora? Supongamos que a las 8. Entonces, planificá levantarte media hora antes.

“No, pero eso es muy poco, no me alcanza”.

Haceme caso. Levantate sólo media hora antes por un par de días y aprovechá esa media hora para hacer sólo una de las cosas que querés sumar a tu mañana.

Tomarte un café tranquilo/a mirando el horizonte. Leer tres páginas de un libro. Prepararte más relajada/o para empezar el día.

De a poco, vas a ir conquistando esa media hora, y vas a poder sumarle otra media hora, y otras acciones, como por ejemplo organizar tu día, leer tu misión/visión (¿qué es eso? leé la mega guía para diseñar tu vida y enterate), entrenar, etc.

3. Evitar la Sobreexigencia y el Auto Flagelo

¿Qué te decís a vos mismo/a cuando fracasaste en lograr algo que querías?

Cada vez que no me sale algo (como ejercitar, o trabajar con foco varias horas seguidas, salir a caminar o levantarme con la alarma, siento culpa y tiendo a decirme cosas feas.

Que no sirvo para esto, que no tengo voluntad, que siempre igual… de alguna manera, me auto castigo.

No es sorpresa que al otro día retroceda todavía más con los hábitos que quizás sí están saliéndome bien.

Cuando te castigás porque no te sale algo, lejos de motivarte, estás generando una asociación negativa con ese hábito o mejora que querés introducir en tu vida.

Tampoco hay que caer en la auto complacencia: tratarte como víctima, pobrecita/o vos con tu circunstancia de vida que no podés con los obstáculos.

Se trata de ver por qué no te salió, qué acción, circunstancia fue de obstáculo e idear una forma, un plan, para evitar este obstáculo o neutralizarlo la próxima vez que aparezca.

¿Quizás el objetivo era muy ambicioso? Entonces bajarle a las expectativas, y ponerte un objetivo más pequeño, más alcanzable.

Y sobre todo, en lugar de castigarte, alentate. Decite cosas como “hoy no me salió pero voy a introducir estos cambios y mañana, cuando lo intente de nuevo, me irá mejor”.

4. Recordar el Para qué de tus Acciones.

¿Qué es lo que querés lograr con esto? ¿Hacer ejercicio por qué? ¿Comer más sano para qué? ¿Levantarte más temprano para qué?

Pensá en esos minutos que querés ganar, en ese margen de elección que querés lograr, en ese propósito más grande, no porque lo vayas a conseguir ya, pero cuando tenés razones fuertes, entonces la motivación crece.

5. Recordar que Esto es un PROCESO

Permitite recorrerlo con tu propia identidad y realidad concretas: las de persona que está atravesada por tus circunstancias, vínculos, emociones, etc., sin compararte con otros.

No todos los días son perfectos, no siempre vas a estar tan disponible para ser esa mejor versión que te gustaría. Cuando ocurra algo que sentís que te hace retroceder, dejalo ser, aceptalo, y seguí. El camino no es lineal.

Esto no significa caer en la autocomplacencia, o en la mediocridad, ni ignorar las mejoras que podés introducir, sino que va más relacionado a evitar el auto flagelo y la auto exigencia.

La perfección no sólo no existe sino que no es bueno aspirar a ella. ¿Qué tal si aspirás a ser una persona REAL?

Lo importante es disfrutar el día a día. Si el camino se vuelve cuesta arriba en pos de lograr un objetivo, no tiene sentido. Porque la idea es ser feliz, y no es serlo mañana solamente, también es serlo hoy.

6. Permitirte Empezar de Nuevo

Los fracasos no son tales, si obtenés un aprendizaje. Y si te permitís vover a empezar, traen nuevas oportunidades.

A medida que fui avanzando en el camino del desarrollo personal me di cuenta de que lejos estaba de aquel trayecto derecho, allanado, sin baches que yo quería que fuera.

¿Te pasa a veces, de pensar que una vez que conquistás algo, es ahora y para siempre?

“Me voy a levantar temprano y voy a mantenerlo para siempre. Voy a comer sano y jamás caeré en los excesos. Voy a trabajar enfocada y voy a lograr que este emprendimiento funcione en unos meses”.

Ojalá fuera así, que cada victoria fuera de una vez y para siempre, pero no hay que bajar las barreras.

Tuve bajas anímicas que me llevaron a emociones difíciles de contener, y a partir de las cuales caí en el exceso de azúcar a modo de refugio.

Dejé de ponerme la alarma lejos, pensando que ya había conquistado el hábito de levantarme cuando sonaba, y eso resultó en un período de apagarla y seguir durmiendo.

Como consecuencia, comencé a pensar que mi vida era un desastre y que ya no me salía nada y dejé muchos otros hábitos también, que ya hacía tres años que tenía conquistados.

La vida es dinámica, y a veces nos enfrentamos con períodos o situaciones más desafiantes, que ponen en jaque todo lo que creíamos conquistado de una vez y para siempre.

Te cuento algo importante que aprendí de todo esto:

En todas esas ocasiones, siempre, pero SIEMPRE pude empezar de nuevo.

¿Que había dejado mi caminata diaria? ¿Qué tal intentar esta semana salir aunque sea 10 minutos tres veces?

¿Que estoy comiendo demasiado azúcar? ¿Qué tal reemplazar estos snacks por estos otros a partir de ahora?

¿Que dejé de levantarme con la alarma? ¿Qué tal volver a ponerla lejos?

Y así. Reconquistar hábitos. Empezar de nuevo.

Ese emprendimiento que pensabas que era EL negocio de tu vida y no funcionó, no significa que emprender no sea lo tuyo.

Si todavía tenés ganas, dale para adelante. Analizá cómo podés empezar de nuevo, qué nuevas ideas tenés para comenzar.

SIEMPRE podés volver a empezar. Volver a empezar es un hábito maravilloso, en una sociedad que nos hace pensar que fracasar es lo peor que nos puede pasar.

Porque es sabernos humanos, saber y ACEPTAR que la vida no es perfecta, y adaptarnos a eso. Es la única forma de caminar, de avanzar.

Por Qué el Desarrollo Personal

Imaginate que querés construir tu casa nueva pero que para eso tenés que derribar una construcción vieja.

Contratás a unos trabajadores para que lo hagan y el primer día aparecen con un martillo, y uno de ellos empieza a golpear la pared con fuerza.

Al cabo de la primera jornada de 9 horas martillando sin parar, la persona está extremadamente cansada y probablemente se haya lesionado el brazo. Solamente ha conseguido hacer una grieta en una de las paredes de la enorme construcción.

Al día siguiente, los trabajadores regresan, y otro de ellos se dedica a martillar las 9 horas, con el mismo resultado.

Al cabo de una semana, el grupo de trabajadores te dice: Es imposible. No se puede tirar abajo esta construcción.

Estás extrañada/o, porque derribar edificios para construir algo nuevo no es algo novedoso, miles de personas lo han hecho en el pasado. Es así como se reconfiguran los barrios, los pueblos, las ciudades.

Y es que no es que no se pueda, es la herramienta, y el método que usas para conseguirlo.

Cómo Lograrlo de una vez por Todas

Sé que es muy frustrante proponerse cosas y no lograrlas,al punto de pensar que es imposible.

O pensar lo mucho que te gustaría conseguir algo pero sentir que es imposible.

Querés estudiar pero no tenés tiempo.

Te gustaría empezar a entrenar pero pensás que no vas a durar.

Querés levantarte antes para dedicarle tiempo a tu emprendimiento y pensás que no te va a salir, o que es demasiado temprano para vos.

Y sentís miedo.

Miedo a que las circunstancias una y otra vez te van a lleven para otro lado.

Pero no tiene por qué ser así. La vida que vos soñás ES posible y no tenés por qué conformarte con menos.

Podés lograr ese estado físico que tanto anhelás, conseguir ese trabajo de tus sueños, llegar a esa situación financiera que querés. Sólo necesitás cambiar de herramienta.

No más esfuerzos aislados y apelar a la fuerza de voluntad o la motivación.

No más tips universales que no aplican a tu vida.

Para Terminar

En este artículo te conté cómo, al querer cambiar algo puntual de mi vida, comencé sin quererlo un proceso profundo de desarrollo personal.

Por todo esto, estoy convencida de que la única manera de lograr la vida que queremos es a través del desarrollo personal. Sólo en este proceso vas a obtener las herramientas que realmente surten efecto a la hora de construir la vida que querés.

Basta de exigirte, de llevarte al extremo, de llenarte la agenda, de ponerte mil tareas, de encerrarte en vos mismo (porque no hay tiempo que perder).

La respuesta está en el amor propio. En abrazar los logros y lo que a simple vista parece un retroceso. En entender que todo es un PROCESO.

Para terminar, te dejo con una frase que escuché una vez y que se convirtió en un mantra de cabecera:

“No son tus mayores deseos lo que obtienes, sino tus estándares mínimos”.¿Vas a seguir conformándote con la vida que tenés circunstancialmente o vas a construir la vida que querés intencionalmente? Depende de vos.

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