“Planificar no es para mí, es demasiado estructurado. Yo dejo que las cosas fluyan, y lo que tenga que pasar, pasará”.
“¿Para qué voy a planificar si después pasan cosas que tiran todo por la borda?”
“Yo no puedo planificar, porque mi vida es un caos ahora”.
¿Te sientes identificado/a?
Quizás sientas que planificar te mete en una caja rígida y te priva de la espontaneidad, la improvisación y de dejar las cosas “fluir”.
O que es imposible o estéril planificar porque no puedes controlar todo lo que pasa. Y si surge algún imprevisto, tu plan se irá a la basura.
Pero nada más lejos de la realidad.
Porque aunque no puedas controlar todo lo que pasa, planificar te da un horizonte.
Planificar no se trata de que todo salga según lo previsto, sino que tener una planificación hace que ante las crisis tu vida no sea un caos.
Planificar evita que el estrés y la ansiedad determinen tu estado de ánimo y tus decisiones.
Querido millennial: planificar te hace libre.
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Qué Es (y qué No Es) Planificar
Planificar conduce a la libertad porque te permite elegir cómo quieres vivir los distintos aspectos de tu vida.
Los vínculos: pasar de los vínculos que “te tocan” a los que quieres tener.
Carreras: elegir algo que te haga pleno/a y te permita aportar valor en lugar de estudiar por estudiar.
Situaciones: ¿cuántas veces terminas repentinamente en situaciones que no has elegido conscientemente? Un viaje que no querías emprender, un favor que realmente no deseabas hacer, un trabajo que no te gusta para nada. Todo lo que te sucede es consecuencia de tus elecciones, sean conscientes o no.
Planificar es hacer consciente tu querer para elegir actuar en consecuencia y evitar situaciones que no deseas.
Planificar es elegir. Es decidir en lugar de que las circunstancias decidan por ti.
En resumen, planificar es ser intencional con respecto a tu vida.
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Por qué (y Para qué) Planificar
Si quieres alcanzar tus objetivos, que tu felicidad no sea una casualidad, necesitas planificar.
Porque para ello, debes gestionar de modo efectivo recursos que son escasos, como tu tiempo y tu energía, para que estén dedicados a lo que quieres en lugar de a tareas estériles que no te hacen feliz.
Si tenemos disciplina para decir que no, no vamos a ser esclavos de lo que otros quieren.
Santiago Salom en este capítulo del podcast de Superhábitos (que recomiendo mucho).
Cuando no planificas, vives para otros.
Porque terminas haciendo lo que otros planean para ti, en lugar de lo que tú planeas para ti.
Además, tu naturaleza tiene algunas inclinaciones que no siempre te conducen a tu mejor versión, a lo que realmente quieres.
¿Alguna vez te pasó de comer más de lo que en realidad querías, o despertarte más tarde y sentirte frustrado/a?
A mí me pasa todo el tiempo.
En el episodio de Superhábitos que nombré recién, Santiago pone un ejemplo muy concreto. Él dice que si tiene la disciplina para pedir perdón, no va a ser esclavo de su vanidad y su soberbia.
Muchas veces ponemos todo tipo de excusas para no chocarnos con la cruda realidad de que no tenemos un objetivo claro en la vida ni un horizonte al que aspirar.
Y eso nos angustia y nos llena de incertidumbre, entonces instalamos esta falsa imagen de que “yo no planifico porque tengo un espíritu libre y dejo que las cosas fluyan”.
Hay dos problemas con esto.
1. Esta creencia trae impreso el mito de que planificar es contrario a la libertad.
2. Esto funciona muy bien cuando todo sale como quieres y todo lo que te pasa es lindo, pero se rompe fácilmente cuando hay crisis, cuando las cosas no te salen y te sientes triste, frustrada/o, o enojada/o. Ahí, la falta de horizonte, de misión y de visión, te conduce a ser esclavo de las circunstancias, de falta de sentido.
Todos los seres humanos queremos vivir una vida con sentido.
Planificar nos acerca a eso.
Algunos Tips Para Empezar a Planificar
¿Cómo empezar a planificar? A veces semejante tarea puede parecer demasiado abrumadora.
La clave de esto es tomarlo con calma, y empezar de a poco. No sobreexigirse.
Porque sino, algo que puede pasar es que nunca termines tu primera planificación porque no está perfecta.
1. Abandona la Exigencia y el Perfeccionismo
Anótate esta frase y léela con frecuencia, todas las veces que necesites:
Mejor hecho que perfecto: la perfección es enemiga de la acción.
Nadie es perfecto. La perfección no es una virtud. Aspirar a ella, por lo tanto, es un despropósito.
Y esto no significa ser mediocre. Obviamente que está bien querer hacer todo lo mejor posible. Pero hay que ser astuto y evitar caer en la parálisis por análisis.
La primera planificación nunca va a ser perfecta. Lo importante es que esté, que exista.
Recuerda que la planificación no es una lista de cuestiones a respetar a rajatabla, sino un mapa de cómo llegar de donde estoy a donde quiero.
A veces los mapas son un poco difusos. Pero ya verás cómo con el tiempo y con la práctica tu ojo se irá afilando, y trazarás senderos cada vez más directos para llegar a donde quieres, más simple y más rápido.
Yo hice mi primera planificación en el 2021 y tuve que reformular sobre la marcha muchos de los objetivos que me había propuesto.
2. Busca la Forma que a ti te Ayude
Hoy en día hay muchísimos recursos disponibles ahí fuera. Intenta no abrumarte con información.
Encuentra una guía paso a paso y síguela. Aprende de los que saben, no lo hagas intuitivamente. Vas a ahorrar mucho tiempo y energía.
Recuerda que no tiene que ser perfecto, ya irás descubriendo tu forma, lo que a ti más te resulta, en el camino.
3. Antes de Planificar, Revisa
Haz un recorrido por tu vida. Mírala en detalle, con atención. ¿Qué te gusta de tu vida? ¿Qué no te gusta? ¿Por qué? ¿Qué te gustaría cambiar? ¿Qué te gustaría lograr (no este año, sino a mediano/largo plazo, en 5 años por ejemplo)?
Eso, para cada aspecto. Social, individual, familiar, las finanzas, los vínculos, vacaciones, viajes, comida, ejercicio, etc.
Busca tu misión, tu propósito, eso que quieres ser/lograr en la vida.
Obtén un paso a paso de cómo hacer esto en la Mega Guía Para Diseñar tu Vida.
La planificación tiene un motivo de existencia.
El de sostenerte en los momentos más difíciles, el de darte un horizonte, un plan, y una rutina para conseguirlo, que evite que caigas en el sinsentido y que seas esclavo de las circunstancias y de los demás.
Te da una guía para seguir en todo momento, especialmente cuando la energía y el estado de ánimo no acompañan.
4. Ve de a Poco
La motivación de comienzo de año suele tener un efecto demasiado optimista.
Probablemente los primeros días sientas que vas a comerte el mundo, y eso puede hacer que te pongas muchos más objetivos de los que puedes lograr. Nada más frustrante que no cumplirlos porque quisiste abarcar todo (lo sé por experiencias… repetidas jajaja).
Así que si descubriste que quieres hacer muchas cosas, toma esa lista, reléela con una mirada más realista y menos guiada por la emoción.
Mira para atrás, este año que pasó, cuáles fueron tus tiempos, tus posibilidades.
Entonces ahora, con criterio de realidad, mira este año que viene y selecciona algunos objetivos, y anótalos.
Ojo, esto no es magia, no basta con querer lograr algo, hay que ser constante para alcanzarlo. Por eso es importante tener tus objetivos a mano para mirarlos de vez en cuando y ajustar lo que necesites.
Lee también: Cómo Generar y Mantener Hábitos Poderosos (Los Mitos que Te Frenan y la Fórmula Infalible Para el Éxito)
Durante el año vamos a seguir hablando sobre el tema y te voy a compartir varios recursos que a mí me fueron ayudando a transitar este camino de la planificación anual.
¿Ya hiciste tu planificación anual? ¿La vas a hacer después de leer este post? Déjamelo saber en los comentarios 🙂
