Cómo Mantener tu Casa Siempre Ordenada ¡Sin Esfuerzo!

Recibirás invitados en tu casa y quieres que todo se encuentre de punta en blanco.

Cocinas muchísimo, limpias más que nunca, guardas todo lo que está fuera de su lugar, sacas ese aromatizador de ambientes tan rico que tienes guardado y perfumas toda la casa, cosa que raramente haces.

Tu hogar queda precioso. Realmente da gusto estar ahí, así que te detienes un rato, te sientas en el sofá y contemplas, con placer.

Y la pregunta asoma a tu cabeza.

¿Por qué mi casa no puede estar siempre así?

Y luego la respuesta: es que da mucho trabajo, es imposible.

Ordenar toma mucho tiempo.

Con niños es imposible mantener la casa en orden.

La gente que vive conmigo es desordenada.

¿Verdad?

Pues déjame mostrarte otra perspectiva.

El orden no es un tema de tiempos, o de uso. De la cantidad de objetos que hay en tu casa, o de personas que viven en ella.

Tampoco se trata de gastar un dineral en organizadores y cajas.

El orden es acerca de tener un hogar funcional y coherente.

El motivo principal por el que la mayoría de las personas no puede mantener la casa en orden es porque no implementa sistemas que le permitan mantenerlo en el tiempo.

Si me lees hace un tiempo, sabrás que el orden fue el primer hábito que adquirí en este viaje de desarrollo personal, los hábitos y la productividad.

Y como siempre, quiero compartirte todo lo que fui aprendiendo para que tú también puedas tomar las riendas de todos los aspectos de tu vida.

En este artículo encontrarás un paso a paso para mantener tu casa en orden todo el tiempo, sin esfuerzo y usándola con libertad.

Orden vs. Organización ¿Cuál Es la Diferencia?

“Pensamos que debemos cambiar los resultados pero los  resultados no son el problema. Lo que realmente necesitamos cambiar son  los sistemas que nos llevan a tener esos resultados”. -James Clear, Hábitos Atómicos.

Tener la casa ordenada es una prioridad. Diversos estudios concluyen que el desorden tiene efectos muy negativos para la salud. Desde estrés y problemas cognitivos hasta afecciones físicas.

En su libro Hábitos Atómicos (que siempre recomiendo muchísimo), James Clear explica que los resultados no tienen que ver tanto con las metas, con los objetivos que te pones, como con los sistemas que te llevan a lograrlo.

Así, dice el autor, dos equipos de fútbol tienen la misma meta -ganar el partido- pero sólo uno lo conseguirá, a no ser que empaten.

Lo que hace la diferencia entonces no son las metas, los resultados, sino los sistemas que implementas para conseguirlos.

Tú anhelas tener tu casa siempre ordenada.

Pero eso no es suficiente. Tú mismo/a has experimentado cómo reuniendo voluntad y haciendo esfuerzo puedes lograrlo.

El problema es que si no modificas los sistemas que te llevan a tener la casa desordenada, ese orden pronto se esfumará, y la casa estará desordenada nuevamente hasta que decidas hacer un gran esfuerzo por volver a ordenarla.

Es así, como tener tu casa ordenada se torna insostenible.

Eso es también lo que hace que cuando tu casa se encuentra ordenada no quieras que nadie se mueva, para que continúe así.

Pero tú y yo sabemos que la casa está para disfrutarla, para usarla a tus anchas. Y eso no es incompatible con el orden.

Entonces, lo primero que debes comprender a partir de ahora para tener la casa siempre ordenada, es la diferencia entre orden y organización.

El orden es el resultado. La organización es un sistema que te conduce al resultado. Un sistema que aplicado innumerables veces, se convierte en un conjunto hábitos.

Y como todo hábito, no requiere esfuerzo ni tiempo excesivo, porque los hábitos son conductas que suceden de manera automática en nuestra vida cotidiana.

A continuación, encontrarás el paso a paso para construir un sistema que te ayude a mantener tu casa siempre ordenada sin esfuerzo.

Descubre cómo conquistar ese hábito que tanto te cuesta. Lee también: 4 Ideas Para (¡por fin!) Conquistar ese Hábito que se te Escapa de las Manos

Organiza tu Casa Paso a Paso (Cómo Crear un Sistema Efectivo)

Tener la casa ordenada no consiste en ubicar los objetos de manera bonita, no disruptiva y ya.

Para tener la casa ordenada, la forma en que los objetos están distribuidos debe ser coherente y funcional.

De lo contrario, implementar un sistema que te conduzca a mantener el orden será imposible o muy dificultoso.

Debe ser coherente porque la confusión conduce al caos. Si un objeto no tiene un lugar designado, o tiene varias ubicaciones posibles, se generará una confusión que eventualmente conducirá al caos, al desorden que quieres evitar.

Debe ser funcional, porque debe servirte a tí. Eso es lo que hará que orden y uso del hogar sean compatibles entre sí. Y que cada vez que desees usar un objeto sepas dónde encontrarlo y puedas acceder fácilmente a él.

El orden es para tí, y no tú para el orden.

Para lograr esto, debes emprender un camino de reorganización. Este será el primer paso para tener tu casa siempre ordenada.

Manos a la obra: El orden de los factores altera el producto

En su libro La magia del orden. Herramientas para ordenar tu casa y tu vida, Marie Kondo recomienda hacer este proceso de organización total de un tirón.

De este modo, el cambio será más drástico y no te quedarás a mitad de camino.

Para hacerlo, propone evitar ordenar “por habitación” y hacerlo “por categoría”, para así no dejar objetos del mismo tipo en distintos lugares (incoherencia que conducirá eventualmente al desorden por lo que ya mencioné más arriba).

Y el orden que propone para emprender esta tarea, no es aleatorio.

1. Ropa

2. Libros

3. Papeles

4. Komono (objetos varios)

5. Objetos y souvenires sentimentales

Este orden va de menor a mayor involucramiento sentimental. Si empiezas por las cartas y las fotos, te pasarás todo un día sin haber avanzado mucho. Porque el proceso de decisión para decidir si conservar una prenda no es el mismo que para conservar una foto o una carta.

Además, explica Marie Kondo, comenzar por algo que tiene menor complejidad, hace que cuando llegues al momento de los souvenires y los elementos sentimentales, tengas más afinado el proceso, y estés más familiarizado/a con el criterio de decisión acerca de qué quieres conservar y qué no. Así, lo harás más rápido.

Este es el primer paso para mantener la casa siempre ordenada. Si estás pensando en saltearlo, déjame decirte algo: si lo haces, mantener tu casa ordenada seguirá costándote un esfuerzo enorme por la cantidad de cosas que tienes ubicadas en distintos sitios.

Puede parecer desafiante, pero la realidad es que es un proceso entretenido y de conexión contigo mismo/a. También es una excelente oportunidad para involucrar a todos los integrantes del hogar en el proceso.

Construye Rutinas Para Tener tu Casa Siempre Ordenada

Todas las mañanas, al sentarme a trabajar, me preparo unos mates (una bebida muy tradicional de algunos países de Sudamérica) y me corto unas frutas.

Hasta hace un tiempo, cuando terminaba de consumirlos, iba a la cocina y dejaba el mate lleno de yerba y el plato sucio allí, sobre la encimera. Más tarde, almorzaba y dejaba los platos sucios en el fregadero.

Al momento de cocinar la cena, me encontraba conque la cocina era un desastre. A veces incluso procrastinaba el momento de cocinar porque no quería lavar todo lo que había allí.

Es por eso, que comencé a implementar pequeñas rutinas que me suponen poco o nulo esfuerzo para evitar que sucediera eso.

En lugar de dejar el mate y el plato sucios sobre la encimera, comencé a lavarlos y dejarlos listos en el momento. La acción no me tomó más de dos minutos y realmente mejoró mi calidad de vida.

Hace poco comencé a lavar también los platos luego de almorzar. Lo que pensaba que me “quitaba tiempo” realmente me alivianó la carga de tener que ver el fregadero sucio todas las noches.

Las rutinas consisten en una serie de hábitos que se suceden juntos, uno después de otro. Como hablamos en este artículo de mi blog, las rutinas son sumamente beneficiosas a la hora de sostener hábitos, porque los hábitos consisten en conductas automáticas. Al estar encadenados, un hábito conduce al otro sin esfuerzo.

Si construyes rutinas que eviten el desorden, no deberás ordenar nunca más.

En lugar de acumular ropa sucia en el piso, llévala todos los días a la lavadora o colócala en la bolsa de ropa sucia que llevarás al laundry.

En lugar de dejar todos los papeles que traes de la calle sobre la mesa de entrada, tíralos a la basura o guárdalos en el lugar en el que van.

Al llegar de viaje, desarma la maleta de inmediato.

Deja de abandonar las cosas en el piso, en la mesa o en otros sitios y acostúmbrate a dejarlas en su lugar luego de usarlas. Un único sitio designado para ese objeto en particular.

Al principio te resultará molesto. Después de todo, vienes dejando las cosas en cualquier lado hace años. Pero con el tiempo, se te hará coherente y hasta te resultará extraño dejar algo fuera de lugar.

Lee también: Toma el Control y Multiplica tus Resultados. 4 Simples Cambios que Mejorarán tu Vida

Ubica los Objetos Cerca de Donde los Usas (y sólo allí)

¿Alguna vez estabas en el baño y te quedaste sin papel higiénico? Qué incómodo. O llamas a alguien o… sacrificas un calcetín (jajaja qué horror, juro que jamás lo hice).

Cuánto más sencillo es ubicar cada objeto donde se le dará uso (o cerca, en la medida de lo posible).

Además, eso facilita tus rutinas ya que suprime el roce y ayuda a evitar la resistencia.

Si ubicas el calzado que usas para hacer ejercicio cerca de la puerta, por ejemplo, será más probable que salgas a ejercitar que si este está dentro de las profundidades de tu armario.

O si dejas un libro en la mesa de luz junto a la cama, en lugar de en la biblioteca, cuánto más fácil te resultará la lectura.

Ubica los objetos cerca del lugar en el que los usas y sólo en ese lugar. Tu hogar se convertirá en un lugar muchísimo más funcional y te será fácil mantener tu casa ordenada siempre.

Evita el «Cajón de las Cosas» (Fundamental Para Una Casa Siempre Ordenada)

Se te rompe algo en casa.

Lo arreglarás, tienes pegamento. Pero debes buscarlo. No sabes dónde está.

Así que dejas ese objeto roto sobre la mesa porque ahora no tienes tiempo de buscar el pegamento.

Como no sabes bien dónde está el pegamento y no quieres ponerte a buscar, pasan días y hasta semanas. El objeto roto sigue sobre la mesa.

Luego decides comprar pegamento porque es más fácil que ponerte a buscar el que sabes que tienes.

Luego de usarlo, abres un cajón para guardarlo y allí encuentras tres pegamentos del mismo tipo, todos empezados y hasta duros por la falta de uso.

¿Te suena familiar?

A mí sí. Por décadas pospuse el arreglar o coser objetos porque debía ponerme a buscar hilo y aguja o el pegamento.

Esos elementos no suelen tener lugares designados en casa y terminan tirados en cajones junto a cables, controles remotos sin baterías, mazos de cartas, algún destornillador, un bolígrafo que no funciona, un lápiz sin punta, velas y cerillas.

El típico cajón de objetos varios, o como me gusta llamarlo “el cajón de las cosas”.

Un universo paralelo al que van a parar todas aquellas cosas que tienes pero que no sabes dónde están.

Un objeto que no tiene un lugar en la casa, es un objeto que no se usa. Porque siempre, pero siempre produce resistencia usarlo.

Al final, es probable que termines comprando aquello que sabes que tienes, y gastes dinero de más, porque no sabes dónde está.

Evita el cajón de las cosas. Acumularás allí un sinfín de objetos que luego no encontrarás y terminarás gastando más dinero.

Genera el Hábito de Descartar

Hace un tiempo escuché una idea que me cambió por completo.

Trabajas para todas tus posesiones.

Esto sucede por distintos motivos.

Porque un objeto ocupa un lugar que no puedes utilizar para otra cosa, desde pequeños espacios en el armario hasta habitaciones enteras.

O porque debes limpiarlo cada vez, y eso te toma tiempo. Piensa en todo el tiempo que te pasas limpiando aquellos objetos decorativos, o ese armario lleno de polvo.

Puede que hasta incluso debas pagar dinero, en el caso de que tengas un trastero o que necesites una casa más grande para guardar todas tus cosas. O una caja de seguridad. Cualquier espacio que uses para guardar algo, se paga.

Cada cosa que tienes requiere una energía de tí (sea dinero, esfuerzo o espacio). Piensa esa energía como una inversión. Como toda inversión, tienes que tener un retorno. ¿Es el retorno que obtienes de la posesión de esos objetos, coherente con la energía que inviertes en mantenerlos?

Y como todo recurso, la energía que usas para algo, no puedes usarla para otra cosa.

Esta idea me impactó tanto porque me dí cuenta de la cantidad de energía (esfuerzo, tiempo y dinero) que estaba invirtiendo en todas mis cosas.

Y entonces, adopté un lema. Lo que no tiene un uso particular frecuente, no va en mi casa.

Y con esto no digo que guardar recuerdos esté mal. Los recuerdos, también tienen un uso. Pero si van a estar ocupando espacio toda la vida sin que apenas repare en ellos, no merece la pena.

Y déjame advertirte de un dinamismo que seguro conoces muy bien. El dinamismo del “por las dudas”.

Ese que te hace llevarte más cosas de las necesarias cuando te vas de viaje.

Ese que hace que guardes y guardes, “por las dudas”.

En el pasado, siempre guardaba cosas “por las dudas”. Porque algún día podía necesitarlas y no me sobraba el dinero como para andar comprándolas.

Pero luego me dí cuenta de que cuanto más acumulaba, más pesada me sentía.

“Frenar la circulación de energía es como frenar el flujo sanguíneo”, dice Deepak Chopra en Las 7 leyes espirituales del éxito.

Y es que como hablamos en el artículo de blog de la semana pasada, el desapego es el camino para conseguir la vida que anhelamos, aunque el sentido común nos diga lo contrario.

Así, aprendí que lo que no fluye, se estanca y que es mejor circular los bienes, la energía y todo lo demás, confiando en que cuando lo necesite lo tendré.

Acumular estanca, nos vuelve pesados.

Y esto es literal. Cuando te vas de viaje un par de días y  llevas peso extra en la maleta, realizas una gran inversión (energía, malestar físico y hasta a veces dinero) por un retorno inexistente o muy bajo (casi nunca necesitas nada de ello).

Mi consejo es que pruebes deshacerte del dinamismo del “por las dudas”. Te quitarás un gran peso de encima, y experimentarás que acumular por las dudas produce el efecto contrario al deseado.

Orden en casa: Predica con el Ejemplo

¿Piensas que es imposible mantener una casa ordenada porque vives con otros? ¿O porque tienes niños?

Somos influencers de nuestro entorno. Nuestra forma de vida inspira a otros.

Los niños hacen lo que nosotros hacemos. Si nos ven comer espinaca y disfrutar, es más probable que quieran comer espinaca.

Si nos ven leer un buen libro frecuentemente, es más probable que tengan una tendencia a querer experimentar placer en la lectura.

Por el contrario, si todo el tiempo estamos diciéndoles que coman sus verduras pero nuestra casa está llena de todo tipo de azúcares y comidas chatarra, y rara vez nos ven comer y disfrutar vegetales, los niños no querrán comerlos.

Lo mismo si todo el tiempo queremos que lean pero no tenemos rutinas en las que nos vean leer y disfrutar de ello, y estamos todo el tiempo con el móvil o mirando televisión mientras les insistimos con que vayan a leer.

Con el orden y las rutinas del hogar pasa lo mismo.

Si en casa mantenemos hábitos y rutinas que propicien el orden constante, los niños tenderán a hacer lo mismo. Y otros adultos del hogar también, cuando experimenten cuánto más sencilla se vuelve la vida.

Casa Ordenada Corazón Contento

Tener la casa ordenada no significa que no puedas usarla con libertad. Tampoco depende de cuántos o quiénes vivan en ella.

No sirve de nada ordenar si mantienes los mismos hábitos que te condujeron al desorden.

Para pasar de tener una casa desordenada a tener una casa que esté siempre ordenada necesitas desarrollar un sistema efectivo de organización que convierta a tu hogar en un lugar funcional y coherente.

Y esto no es difícil. Es sumamente sencillo, porque implica construir un sistema de hábitos que operan en automático.

En este artículo te compartí algunos recursos para que construyas tu sistema y logres de una vez por todas tener tu casa siempre ordenada.

Date tiempo y no te frustres: como todo nuevo hábito, es paso a paso. En palabras de James Clear, “no se puede mejorar un hábito que no existe”. Ponte pequeños objetivos y no intentes tener la casa totalmente ordenada todo el tiempo de un día para el otro.

Recuerda que las cosas están para usarlas, y que lo más importante es que puedas usar tu casa con libertad.

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