4 Ideas Para (¡por fin!) Conquistar ese Hábito que se te Escapa de las Manos

“Me encanta leer pero nunca lo hago”. “Quisiera hacer ejercicio y me encanta, pero me da fiaca y termino postergándolo”. “Amaría aprender guitarra pero a la hora de practicar siempre termino mirando netflix”.

¿Alguna vez te preguntaste por qué es tan difícil hacer algunas cosas, aunque realmente te gusten?

La realidad, es que el cerebro siempre tiende a las acciones conocidas, porque es donde se siente más cómodo.

Hasta que hacer aquello que te gusta no se convierta en un hábito, siempre sentirás la maldita resistencia al momento de hacer las cosas aunque sean super positivas y te encanten.

Así que aquí van algunos tips para potenciar tu mejor lado y lograr aquello que te propones, paso a paso, día a día.

Controla tu estado de ánimo

El estado de ánimo no debería determinar si hacemos o no las cosas, pero la verdad es que es un gran condicionante. Es importante usarlo a nuestro favor para que cumplir nuestros objetivos sea más sencillo cada día.

Muchas veces tu estado de ánimo puede ser la diferencia entre lograr o no algo. Entre tener una buena idea o no poder pensar. Entre entender que estás dando lo mejor que puedes o sentirte frustrado/a contigo mismo.

La buena noticia es que hay muchas formas en que puedes contribuir a que tu estado de ánimo sea positivo la mayoría del tiempo. Puedes leer tips para lograrlo en mi artículo de blog Cómo Mejorar tu Estado de Ánimo Para Alcanzar tus Objetivos

Condiciona el contexto para facilitar el hábito

Muchas veces creemos que tenemos que ser capaces de resistir a la tentación.

Entonces no es no tener un alfajor en la heladera, sino tenerlo y ser capaz de resistirnos.

En realidad, para generar el hábito, es necesario condicionar el contexto, el ambiente en el que estamos. Luego, cuando el hábito esté generado, será más fácil resistirnos.

Algunos ejemplos de cosas que puedes implementar:

  • Evitar tener siempre dulces (o alimentos poco saludables) en casa si sabes que me los vas a terminar comiendo todos porque no tienes control.
  • Poner la alarma fuera del cuarto si sabes que la apagarás apenas suene y seguirás durmiendo (¡culpable!).
  • Dejar la ropa de hacer ejercicio preparada si sabes que buscarla te da pereza y entonces no lo haces.
  • Tener libros a mano y un espacio cómodo para leerlos si sabes que te es desafiante generar ratos de lectura.

Todo esto es condicionar el contexto a tu favor, para eliminar las fricciones entre acciones. Aquello que sabes que hace más costoso llevar a cabo determinadas acciones que en verdad son positivas para ti.

Cuida los hábitos: Genera un búnker

En un episodio del podcast de Superhábitos, Matías Salom dice que su rutina matutina es como su búnker. Lo explica de la siguiente manera:

Cuando un ejército está en guerra y está perdiendo, necesita revisar la estrategia. ¿Qué hace? Se encierra en el búnker.

Para Matías, su rutina matutina (ese conjunto de hábitos que se suceden al comenzar el día) es su búnker. Aquel lugar seguro desde donde salir al mundo.

Me encantó este concepto, y creo que es fundamental que dispongamos de lugares seguros, búnkers, en los que encontrarnos con nosotros mismos, con lo que queremos y con lo que nos gusta.

El búnker te da la conexión contigo y con tu querer y la claridad de mente que necesitas para durante el día tomar decisiones sabias y conscientes que te conduzcan a donde realmente quieres estar.

En su libro Hábitos Atómicos, el autor James Clear explica que un hábito usualmente se ve potenciado por lo que acabas de hacer.

Entonces si te has puesto las zapatillas, sales a correr. Si te has lavado los dientes, luego te vistes, etc. “Las conductas no suceden de manera aislada”, subraya.

Entonces una buena forma de construir un hábito nuevo, especialmente de conquistar ese hábito que siempre se te escapa de las manos, es ubicarlo en un tiempo y lugar específicos luego de un hábito que ya tienes formado.

Una forma práctica de implementar esto es: revisa tu rutina y analiza en qué momento sería más probable que realices la acción en cuestión.

Por ejemplo: es más probable que ejercites por la mañana antes de ir a trabajar o por la tarde una vez que regreses, que en mitad del día laboral.

Una vez hayas hecho esto, utiliza la siguiente fórmula propuesta por James Clear: “Después de [hábito actual] yo haré [nuevo hábito]».

  • Después de desayunar haré cinco minutos de meditación.
  • Una vez arribe a casa del trabajo escucharé música y bailaré 20 minutos.
  • Una vez haya terminado la cena tomaré un libro y leeré durante media hora.

Y así.

Yo te cuento cómo usé este método para armar una rutina matutina que haga que mis días sean más productivos y ordenados:

  • Suena la alarma, me levanto.
  • Me dirijo al baño y me lavo la cara, los dientes, me peino.
  • Luego del baño preparo el desayuno.
  • Durante el desayuno leo un libro espiritual.
  • Luego del desayuno me cambio de ropa y medito durante media hora.
  • Luego de meditar me pongo las zapatillas y salgo a dar una caminata mientras escucho un podcast educativo.
  • Luego de la caminata, subo 10 pisos por escalera y hago una sesión corta de ejercicio.
  • Luego del ejercicio me baño y luego trackeo mis hábitos.

Fui encadenando esta serie de acciones de manera que una me conduzca automáticamente a la otra. Esta rutina la repito absolutamente todos los días (con algunas variantes los fines de semana).

Así logré construir un ritual de la mañana que potencia mi día, me conecta con mi mejor versión y me prepara mejor para los desafíos. Y este ritual, es innegociable. Porque sé que es lo que me sostiene en los peores momentos y potencia los mejores.

Decide y comprométete con tu decisión

Dentro de lo posible, hay que actuar en base a un plan general establecido. Y eso involucra decidir las cosas con bastante antelación y respetar las decisiones que tomaste. Esto es para evitar dejarte llevar por las emociones del momento que no siempre conducen al lugar de mayor despliegue.

Así, si ayer decidiste levantarte a las 6 de la mañana, el momento en que suena la alarma no es momento de seguir durmiendo y decidir levantarte más tarde.

Si quedaste con un potencial cliente o un emprendedor amigo para hacer una call, 10 minutos antes de la call no es momento de decidir cancelar. No sólo porque s el compromiso con otro, sino también con uno mismo.

Si contradices tus decisiones todo el tiempo, el resultado será una erosión en tu confianza en tí mismo y en tu capacidad de comprometerte con lo que dices que vas a hacer.

Y cuando falla la confianza en uno mismo, sostener los hábitos se vuelve cada vez más difícil.

Lee también: El Camino Hacia la Felicidad: Una Decisión de Todos los Días

Conquistando Hábitos

Generar hábitos es simple, pero requiere mucha fortaleza emocional y mental que se construye muy de a poco.

Como dice James Clear en su libro Hábitos Atómicos, los resultados no se ven en el instante pero realmente los pequeños pasos hacen la diferencia.

En este artículo te compartí 4 ideas para conquistar ese hábito que se te escapa de las manos. Espero que te sirvan. Si ya implementaste alguna o tienes más ideas para compartir ¡déjalas en los comentarios!

Hasta la próxima 🙂

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